La excepcionalidad política española en Europa —donde la extrema derecha sigue siendo residual y no logra hacerse con un consenso significativo pescando en el caladero electoral— sigue encontrando correspondencia en la opinión pública sobre la aceptación de los refugiados. Un estudio publicado esta semana por la consultora internacional de origen francés Ipsos, realizado en 29 países, sitúa a los españoles como los europeos que menos respaldan un cierre de fronteras para evitar la acogida, con una abrumadora mayoría de 61% contrarios a medidas de este tipo.
El dato, parte de una investigación en la que fueron entrevistadas 22.734 personas —de las cuales unas 1.000 eran españolas— entre abril y mayo de este año, ofrece una radiografía actualizada sobre las opiniones de las ciudadanías europeas y mundiales. Con ello, ante la pregunta ´¿Deberíamos cerrar por completo las fronteras a los refugiados?´, España registró solo un 34 % de apoyo al cierre total, justo por debajo de Italia (40 %) y en el extremo opuesto a Alemania (54 %), el país europeo con mayor respaldo a medidas de este tipo. En cambio, a nivel global, Malasia (77 %) fue el país más favorable al cierre de fronteras, mientras que Brasil (26 %) fue el menos.
Una situación que, según los expertos, tiene una correlación con las políticas que se promueven. "España es, en general, más relajada en lo que respecta a las fronteras y ha sido bastante constante en este sentido", dice a EL PERIÓDICO Trinh Tu, directora general del área de Asuntos Públicos de Ipsos. Por eso, su rechazo al cierre de fronteras "es significativamente más bajo que en muchos países europeos y se corresponde con los menores niveles de escepticismo en España respecto a la autenticidad [de las razones] de los solicitantes de asilo", añade. Tanto es así que un 67% de la población española también afirma que los países más ricos tienen "una obligación moral" de proveer asistencia económica a los refugiados, eso es, más que el promedio global (62%).
En una época de conflictos con un gran potencial destructivo para la humanidad, un 76% de la población sigue opinando también que tanto su país como otros deberían acoger a personas que huyen de guerras o la persecuciones. Sin embargo, aquí se vislumbra una primera disonancia, eso es, cómo el respaldo a los refugiados se está erosionando. De hecho, ese 76% es el mismo porcentaje que el año pasado, pero representa una caída de nueve puntos respecto a los datos de 2023 y 2022, como ha subrayado Ipsos en su informe, realizado en colaboración con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Otro dato que, tanto a nivel global como en España, apunta en esta misma dirección es el relacionado con lo que opinan las españoles sobre los motivos por los que los refugiados han huido de sus países y solicitado asilo. De hecho, la mitad de la población cree hoy que los refugiados en realidad son migrantes económicos y su objetivo es aprovecharse del sistema de bienestar español. Y esto representa una subida de cinco puntos con respecto a 2024.
En esta misma línea, una de cada dos personas en España piensa que los refugiados no se integrarán con éxito en la sociedad, un porcentaje que crece 4 puntos en un año. Con aquí una contradicción: con respecto a 2024, en España —junto con Estados Unidos y Holanda— ha crecido la idea de que los refugiados ofrecen una contribución positiva a la sociedad, con un 51% de la población española que piensa de esta manera. Llamativa es, en este sentido, Tailandia, donde ese mismo sentir ha caído del 49% al 39% en un solo 12 meses.