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España recibió menos migración laboral el año pasado que en plena pandemia

Pese a la recuperación económica, España recibió menos migración laboral el año pasado que en el primer año de pandemia. El número de migrantes laborales en 2021 ascendió a 27.537, lo que supone una llegada de casi 5.500 personas menos que en 2020 (-16,6%). Este comportamiento, según se desprende del informe Panorama de Migración Internacional 2022, publicado este jueves por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se salió de lo habitual en las economías avanzadas: los 24 países que contempla el estudio ganaron conjuntamente casi 67.000 migrantes laborales. Pero eso no significa que fuera excepcional: Japón, Suecia, Australia o Nueva Zelanda vivieron un fenómeno semejante, que en el caso de los tres países del Pacífico se explica por las fuertes restricciones que mantuvieron como consecuencia de la covid-19. España, que en el arranque de 2021 vivió el impacto la tercera ola de covid-19, fue la economía avanzada con un mayor descenso del PIB en 2020 y también se situó entre las más rezagadas en la recuperación.

Globalmente, el estudio del club de los 38 países más ricos del planeta (que solo contempla a una parte de ellos al no disponer de estadísticas estandarizadas para todos) sitúa a España como cuarto mayor receptor de migración permanente en 2021. Los más de 390.000 extranjeros que llegaron suponen un crecimiento del 13,5% con respecto a 2020. EE UU (casi 834.000 migrantes recibidos, +43,4%), Alemania (536.000 migrantes, +0,8%) y Canadá (401.000 migrantes, +117,3%) ocuparon las tres posiciones previas. A continuación de España aparecen el Reino Unido, Francia e Italia. En conjunto, los 24 países estudiados recibieron más de 4,2 millones de migrantes y se estima que los 27 socios europeos fueron el destino de unos dos millones de personas.

El principal motivo de la migración no fue el trabajo, sino el familiar. Y el segundo (que en España ocupa la primera posición) es lo que se denomina el “libre movimiento”. Es decir, personas que se desplazan dentro de un área en la que no existen restricciones en los flujos de ciudadanos, como sucede dentro de la Unión Europea. Este tipo de migración, en el caso español, representó más de 135.000 personas y creció más de un 20% con respecto a 2020.

En el año previo a la guerra de Ucrania, sin embargo, la migración por motivos humanitarios a España se redujo a más de la mitad con respecto al primer año de pandemia: de 52.658 personas a 21.045. Esa misma tendencia se observó en el conjunto de los 24 países analizados, aunque la OCDE advierte que “la agresión injustificada, no provocada e ilegal de Rusia contra Ucrania ha generado un histórico flujo masivo de gente huyendo de la guerra”.

Cinco millones de ucranios

El informe calcula que ese flujo, hasta septiembre de este año, comprende más de cinco millones de personas, una “crisis no vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”. Polonia (casi 1,4 millones) y Alemania (un millón) han sido los principales destinos de los refugiados. España ocupa el sexto lugar de los países más receptores, con casi 142.000 refugiados ucranios. Esto equivale a tres ucranios acogidos por cada 1.000 habitantes, una proporción que dobla la de Francia y es ligeramente superior a la de Italia, pero que está muy alejada de la de República Checa (41,1 refugiados por cada 1.000 habitantes), Alemania (12,1) o la mayoría de países de la Europa central y septentrional.

La OCDE destaca la “rápida respuesta” que Europa dio a la crisis humanitaria en Ucrania, pero pide esfuerzos adicionales ante un conflicto que se alarga. “Aunque hay una amplia expectativa de que los ucranios que han huido de la guerra volverán cuando esta acabe, los países están extendiendo de manera creciente el acceso a diferentes medidas de integración”, aseguran los autores del estudio, que firma la División de Migración Internacional del organismo. Entre esas medidas, se destacan el acceso a la vivienda “en un contexto de significativos desafíos previos, como la insuficiente oferta de casas y los costes al alza”; y la educación de los niños refugiados.

El coste de la crisis para los países europeos de la OCDE se estima en 26.756 millones, sobre una base de 10 meses (de marzo a diciembre de este año). Casi todo, más de 17.000 millones, se debe a los costes de vida, en los que se incluyen el alojamiento y las ayudas que se entregan a los refugiados para su manutención. Solo dos países, Alemania y Polonia, soportarán más de la mitad del coste total, mientras que sobre España recaerían unos 1.360 millones.

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