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Necesitamos inmigrantes

No es una apreciación subjetiva, sino una constatación social y económica real a partir de la experiencia. A continuación reproduzco una de las conclusiones que recoge el informe ´La inmigración en España: efectos y oportunidades´, elaborado por el Consejo Económico y Social: «Que la inmigración tiene un impacto agregado muy positivo sobre las economías receptoras, tanto en términos de crecimiento y empleo, como en la relación con la sostenibilidad de los Estados de bienestar, es un hecho ampliamente contrastado sobre el que existe un amplio consenso tanto en círculos académicos como entre las instancias económicas nacionales e internacionales». Si es así, no cabe más que preguntarse entonces cuáles son las razones por las que se producen tantísimas trabas para que los extranjeros puedan venir para beneficiarse de las miles y miles de ofertas de empleo que quedan sin cubrir en toda la geografía nacional.

Como ya se sabe, el CES es un órgano creado por el Gobierno, en el que tienen su representación también las organizaciones sindicales y empresariales más representativas del país. Están todos los agentes que tienen capacidad de definir las condiciones del mercado laboral y la regulación para facilitar el acceso a los puestos de trabajo. En el análisis reconocen abiertamente que el fenómeno de la inmigración es uno de los factores clave del crecimiento económico por su contribución al aumento de la población activa y al desarrollo y al dinamismo de los sectores más intensivos en mano de obra. Sin embargo, lo que se refleja en el papel escrito y bien suscrito, poco tiene que ver con las facilidades dadas para que ese relato tenga la ejecutoria esperada.

Esta misma semana, la presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios, María Calvo, se quejó de las dificultades que se siguen padeciendo para la contratación de personal de fuera de España. Además de las limitaciones existentes y de una tramitación que continúa siendo prolija, los plazos son desesperantes. La dirigente empresarial expresamente pidió una mayor agilidad en la concesión de los visados a los candidatos para ocupar los empleos.

La última reforma que emprendió el Gobierno central, por el empeño del ministro José Luis Escrivá, para favorecer el acceso al trabajo de la inmigración está abriendo el camino a una mejor regulación de los procesos, pero todavía no ha resuelto las necesidades que tienen las empresas para cubrir sus ofertas de recursos humanos. En este país, a la hora de tratar la inmigración, se da permanentemente una paradoja. Por un lado, reconocemos la importancia que tiene para el vigor económico y, al mismo tiempo, seguimos manteniendo reticencias por el temor a una canibalización del mercado. Y ello cuando no se hace uso de determinados estereotipos para reforzar la idea del intrusismo social, absolutamente rechazable.

Asturias necesita muchísimos más inmigrantes por tres razones claras. Para cubrir la amplísima lista de puestos de trabajo vacantes, para paliar la gravísima crisis demográfica que estamos padeciendo y para garantizar, en definitiva, la viabilidad económica como territorio.

Según la última estadística del INE sobre empleos sin cobertura, existen más de 1.600 ofertas de trabajo en la comunidad autónoma sin candidatos. Las agrupaciones empresariales elevan esa cifra a casi 6.000, que se registran en los sectores más pujantes de la actividad económica. En la hostelería y en el turismo, en la construcción, en el transporte, en el metal, en los cuidados a personas... Hasta en las nuevas tecnologías. En el último catálogo de ocupaciones de difícil cobertura del Servicio Estatal de Empleo, correspondiente al trimestre en curso, encontramos en Asturias veintisiete especialidades para las que no se hallan trabajadores. Son profesiones relacionadas con el mundo marítimo, la carpintería metálica, el manejo de grúas o las instalaciones eléctricas. Y la única alternativa es facilitar su búsqueda fuera.

En una región donde los jóvenes cualificados se siguen marchando sin remedio y donde la población cada vez es más vieja, no cabe otra salida que ir cubriendo todas esas opciones laborales que van surgiendo y que mayoritariamente no resultan atractivas para la gente nativa con mano de obra extranjera. La mejor solución para combatir la caída demográfica y cambiar radicalmente la pirámide poblacional, rellenando por el centro para ir ensanchando su base, es convirtiendo Asturias en un sitio de oportunidades para quienes eligen este país como destino para prosperar. Estamos a la cola de las comunidades autónomas en residentes procedentes de la inmigración. Hay que abrir más las puertas. La condición periférica y el aislamiento no puede seguir siendo una excusa. Regularicemos lo que tengamos que regularizar y trabajemos más activamente en su captación. En ello nos va también nuestro futuro.

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