Hace dos meses, las primeras bombas impactaban en suelo ucraniano dando comienzo al triste periplo de todo un pueblo sacudido por la barbarie. Y mientras el conflicto armado se alarga, los ucranianos en la diáspora europea empiezan a reconstruir sus vidas lejos del miedo.
A día de hoy, se están tramitando 1.006 solicitudes de protección temporal en Asturias y 760 refugiados han requerido la tarjeta sanitaria. Otro factor fundamental para la integración de las familias es la educación de los menores. En este ámbito, ya son 219 los ucranianos que están siendo escolarizados en alguno de los 96 centros educativos que se comprometieron con la recepción de los pequeños.
La consejera de Presidencia, Rita Camblor, lanzó ayer un mensaje de tranquilidad a todas aquellas personas que se encuentran en un limbo administrativo y aún no se han integrado en el sistema.
«Nadie va a quedarse en la calle», aseguró la socialista antes de reunirse con la comisión de coordinación para la acogida de personas refugiadas. Un encuentro al que también asistieron representantes de las distintas administraciones porque «es imperativo trabajar coordinadamente».
A este propósito, Rita Camblor puntualizó que el Principado dispone de los recursos para hacer frente a la llegada de los ucranianos afectados por la guerra. En concreto, Asturias cuanta con 731 plazas, a las que se suman las vacantes adicionales que dispuso en su día la consejería de Derechos Sociales coincidiendo con la llegada de los 110 ucranianos del orfanato de Donetsk.
Desde la Agencia de Cooperación al Desarrollo se han atendido 700 solicitudes de información y en torno a un centener de ofrecimientos familiares para acoger a refugiados. «La solidaridad de los asturianos es indudable», apuntó Beatriz Coto, directora de la agencia.
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