Noticias

La crisis de la covid agrava la situación de la población extranjera en la ciudad

La población extranjera residente en Avilés sufrió la crisis generada por la pandemia del coronavirus situándose en una mayor situación de vulnerabilidad social y riesgo de exclusión, incrementándose el número de los casos atendidos en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Avilés.

Es una de las conclusiones del informe bienal sobre la inmigración de la ciudad que ayer presentaron la concejala de Promoción Social, Nuria Delmiro, y el responsable territorial de Accem en Asturias, Javier Mahía Cordero. Accem es la coordinadora del estudio que forma parte del trabajo que realiza el Grupo Local de Inmigración de Avilés (GLIA) que, desde hace quince años, coordina el trabajo de trece organizaciones sociales, el Principado y el Ayuntamiento de Avilés con los nuevos residentes.

 

El informe mantiene la tendencia de que el desplazamiento se realiza principalmente por motivos económicos. Un 56% son solteros y un 25% recibe ingresos de la economía sumergida. El 43% de ellos tiene hijos. La crisis de la covid afectó de una manera sustancial a los inmigrantes hasta el punto de que se llegaron a las 996 personas atendidas en los servicios sociales municipales cuando la media del lustro anterior había sido de 784.

Javier Mahía reflexionó sobre las implicaciones de la crisis en los inmigrantes. «Hubo una menor movilidad, especialmente terrestre, lo que motivó que muchas personas acudiesen a rutas controladas por las mafias para llegar a países con un mayor respeto por los derechos humanos. Es necesario que la Unión Europea armonice sus políticas de inmigración y acogida», aseguró.

«Irregularidad sobrevenida»

Ya en clave local, Javier Mahía alertó sobre dos consecuencias. «Se ha producido una brecha digital a consecuencia de la digitalización acelerada que se ha vivido y que muchas personas aún no estaban preparadas», apuntó.

El trabajo del grupo de inmigración contribuyó a aminorar ese problema, pero ello no evitó los problemas en la educación, pero también en las gestiones con las administraciones públicas que durante la mayor parte del pasado limitaron la presentación de solicitudes a la vía digital. «Las asociaciones han estado en primera línea, ayudando y acompañando a los inmigrantes», destacó Mahía.

Respecto al empleo, la población inmigrante ha vivido dos realidades diferentes. «En algunos servicios esenciales como la logística o el trabajo en residencias de mayores, la población inmigrantes representa un gran número de trabajadores, por lo que no se vieron afectados», apuntó, «sin embargo los trabajadores que se encontraban con la documentación en regla en sectores que sufrieron cierres, como la hostelería, sufrieron una ´irregularidad sobrevenida´, por no poder renovar su contratos», apuntó el responsable de Accem en Asturias. El desempleo alcanzó a la mitad del colectivo.

El confinamiento también provocó que aflorasen casos de violencia doméstica, incluso en colectivos que, en años anteriores, no había denunciado esta situación. Desde Accem se recuerda que las características de confinamiento lo convierten en un «lugar ideal para que el maltratador campe a sus anchas». Al tiempo, el mayor rechazo social a la violencia machista puede servir para que estas mujeres denuncien lo que antes callaban.

Al margen, se encuentran dificultades que ya existían antes, como la complejidad para homologar sus titulaciones, algo que sólo alcanza un 15%, «aunque casi todas las personas tienen estudios, especialmente secundarios, y tienen un conocimiento alto de español, bien por llevar tiempo residiendo en el país o por venir de un país hispanohablante».

Javier Mahía incidió en la riqueza que aportan los inmigrantes a las sociedades de acogida. «Generalmente son personas con un gran emprendimiento; llegan en una situación de vulnerabilidad económica, pero con una gran capacidad de emprendimiento. La inmigración ayuda a cohesionar y desarrollar las sociedades, como sucede en Estados Unidos. Otra cosa es que haya actores que les interese fomentar una estrategia de desconexión». Nuria Delmiro, por su parte, destacó la capacidad de Avilés como ciudad de acogida comenzando por «una red de apoyo y de respaldo a los inmigrantes».

Fuente

Diseño web :: ticmedia.es