La población extranjera subió en Gijón en 1.468 personas durante 2019, el mayor incremento de los últimos años. Actualmente, residen en el municipio 15.452 inmigrantes, lo que supone un 5,64% de la población total. De ellos, 7.976 son mujeres y 7.476 son hombres. Y, a su vez, hay 10.262 extranjeros comunitarios y 5.190 que no lo son. Eso dicen los datos ofrecidos ayer por la Fundación Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento.
La subida del pasado año fue brusca, muy superior a la de 2018, cuando la población extranjera aumentó en 330 personas, y sobre todo, a los datos de 2017 y 2016, cuando Gijón perdió población inmigrante (132 y 233 personas, respectivamente). Por barrios, El Llano es el que más acoge, con 2.300 habitantes, seguido del Centro (1.142), La Calzada (966) y El Coto (953), además de Pumarín, La Arena, Laviada, Natahoyo, Nuevo Roces y El Polígono.
Respecto a las comunidades de extranjeros no europeos mayoritarias, destacan los venezolanos (421), los colombianos (397), los marroquíes (314), los brasileños (294), los chinos (267), los paraguayos (244), los cubanos (239), los dominicanos (237) y los argentinos (194).
Los datos fueron ofrecidos ayer en el acto central de las XV jornadas contra el racismo y la xenofobia de la ciudad, que tuvieron que ser suspendidas en marzo a causa de la pandemia. Las jornadas de este año llevan por lema "Mismo valor", obra del alumno del Instituto de la Universidad Laboral Llago del Campo, que se alzó con el primer premio del concurso de ideas, al que concurrieron 145 matriculados en seis centros de Gijón, Avilés y Oviedo. "A mí la igualdad siempre me recordó a un concepto matemático, no social, y eso es lo que quise representar: igualdad entendido como un mismo valor", remarcó el joven.
Además, se procedió a la lectura del manifiesto contra el racismo y la xenofobia, a cargo de Diara Dagne, en el que se remarca que "se está produciendo una polarización y una exaltación de los discursos de odio, que conllevan unos mayores estereotipos y una mayor discriminación". El texto pone el foco en los "niños menores que llegaron a España solos, huyendo de sus países" y que, enfatiza, "están expuestos a vejaciones y condiciones infrahumanas", con lo que se ven "estigmatizados desde el mismo momento de su llegada". También se puso en relieve la situación de las mujeres, que sufren una doble discriminación. "Es necesario actuar desde la población civil y desde las administraciones para que Gijón sea una ciudad donde todos y todas tengamos el mismo valor", concluye el manifiesto.
Antes de la irrupción de la pandemia, se llevó a cabo un cursillo de hiphop en el que los alumnos participantes, muchos de ellos extranjeros, crearon una canción. Su organizador, Gunter Romen, remarcó "el papel integrador de la música, que enseña valores esenciales".